Finalizado el verano decidimos ir a dar un paseo por la Ría de Arosa con la piragua. Es un buen momento, ya que la abundancia de embarcaciones deportivas y turistas prácticamente ha desaparecido. Además el día es magnífico y el mar está en excelentes condiciones.
Mientras Emilio y yo nos equipamos en la playa, obervo como mi piragua, que habia apoyado cuidadosamente en la orilla , se la está llevando el mar. Sin tiempo de pensar salgo corriendo y me tengo que echar a nadar detrás de ella antes de que se aleje demasiado, con lo cual de esta forma trumática me percato de que el agua está bastante fría ...más o menos como siempre.
Salimos desde la playa de Coroso en la Puebla del Caramiñal y empezamos a palear sin prácticamente mediar palabra. Pasamos de largo la Isla de Rúa y seguimos cara a los islotes de Pedregoso y Areoso cuyos nombres ya nos sugieren de que están formados mayoritariamente. Decidimos parar en Areoso, a un tiro de piedra de la Isla de Arosa ya en la otra cara de la ría.
Emilio llegando al Islote Areoso
El islote Areoso está formado por arena casi en su totalidad, por lo que podemos decir sin lugar a dudas que se nos asemeja a un pequeño paraiso. Estamos absolutamente sólos, con excepción de una pareja que ha llegado hasta allí en su barca.
Vista de la playa de Areoso
Comemos algo y damos la vuelta a la Isla, lo cual hacemos en un suspiro. Parte de las dunas están protegidas por una empalizada, seguramente para salvaguardar la magnífica flora y las posibles aves que allí aniden. También nos llaman la atención las escasas formaciones rocosas y los depósitos de turba. Recientemente hemos sabido que los temporales se han llevado parte de la arena, dejando al descubierto un dolmen, lo cual ha llamado poderosamente nuestra atención y nos dá ánimo para volver.
Después de un refrescante baño en las aguas cristalinas y un extremadamente relajante descanso en la playa, decidimos iniciar el regreso, obviando la Isla de Arosa por ya haber estado otras veces allí. Desembarcamos sin embargo en la Isla de Rúa, otra pequeña isla pero ésta vez de caracter pétreo ya que en la playita que tiene apenas caben dos o tres personas. Constituida por enormes peñascos hay gaviotas por doquier, y en su parte más alta un pequeño faro.
Mi compañero Emilio, no dado a desperdiciar ocasiones, se ha traido el euipo de buceo y aprovecha para echar un vistazo a los fondos submarinos. He realizado no pocas inmersiones en estos fondos para tomar fotografías submarinas y no me cabe la menor duda de que se encuentra entre los más bellos de Galicia.
De regreso otra vez en la Puebla nos entretenemos en calcular la distancia que hemos recorrido, que según el SIGPAC son 15 km, en los cuales incluso hemos cogido algo de moreno, aunque por la noche en el espejo se parezca más al típico "quemado" de cara.
Emilio preparado para bucear.
Por Javier Santiago. 10 de Mayo de 2012
Mientras Emilio y yo nos equipamos en la playa, obervo como mi piragua, que habia apoyado cuidadosamente en la orilla , se la está llevando el mar. Sin tiempo de pensar salgo corriendo y me tengo que echar a nadar detrás de ella antes de que se aleje demasiado, con lo cual de esta forma trumática me percato de que el agua está bastante fría ...más o menos como siempre.
En la Puebla antes de la salida
Salimos desde la playa de Coroso en la Puebla del Caramiñal y empezamos a palear sin prácticamente mediar palabra. Pasamos de largo la Isla de Rúa y seguimos cara a los islotes de Pedregoso y Areoso cuyos nombres ya nos sugieren de que están formados mayoritariamente. Decidimos parar en Areoso, a un tiro de piedra de la Isla de Arosa ya en la otra cara de la ría.
Emilio llegando al Islote Areoso
El islote Areoso está formado por arena casi en su totalidad, por lo que podemos decir sin lugar a dudas que se nos asemeja a un pequeño paraiso. Estamos absolutamente sólos, con excepción de una pareja que ha llegado hasta allí en su barca.
Vista de la playa de Areoso
Comemos algo y damos la vuelta a la Isla, lo cual hacemos en un suspiro. Parte de las dunas están protegidas por una empalizada, seguramente para salvaguardar la magnífica flora y las posibles aves que allí aniden. También nos llaman la atención las escasas formaciones rocosas y los depósitos de turba. Recientemente hemos sabido que los temporales se han llevado parte de la arena, dejando al descubierto un dolmen, lo cual ha llamado poderosamente nuestra atención y nos dá ánimo para volver.
Después de un refrescante baño en las aguas cristalinas y un extremadamente relajante descanso en la playa, decidimos iniciar el regreso, obviando la Isla de Arosa por ya haber estado otras veces allí. Desembarcamos sin embargo en la Isla de Rúa, otra pequeña isla pero ésta vez de caracter pétreo ya que en la playita que tiene apenas caben dos o tres personas. Constituida por enormes peñascos hay gaviotas por doquier, y en su parte más alta un pequeño faro.
Faro de la Isla de Rúa
También hay restos de una antigua (y pequeña) fábrica de salazón.Mi compañero Emilio, no dado a desperdiciar ocasiones, se ha traido el euipo de buceo y aprovecha para echar un vistazo a los fondos submarinos. He realizado no pocas inmersiones en estos fondos para tomar fotografías submarinas y no me cabe la menor duda de que se encuentra entre los más bellos de Galicia.
De regreso otra vez en la Puebla nos entretenemos en calcular la distancia que hemos recorrido, que según el SIGPAC son 15 km, en los cuales incluso hemos cogido algo de moreno, aunque por la noche en el espejo se parezca más al típico "quemado" de cara.
Emilio preparado para bucear.
Por Javier Santiago. 10 de Mayo de 2012
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