miércoles, 6 de abril de 2011

La Cueva de Traslacosta (Sierra del Caurel)

Buen tiempo y día libre.¡ Que mágica y cada vez más desconocida combinación para nosotros! No lo dudamos, hay que escaparnos como sea a la Sierra del Caurel y aprovechar para disfrutar con una de las cuevas más hermosas de Galicia: La Cueva de Traslacosta.
                
Equipando el Pozo de Su Santidad
Tras dar debida cuenta de un copioso desayuno en Liñares en Casa Jaime nos acercamos por una carretera de montaña hasta la aldea de Paderne, donde entablamos conversación con uno de los pocos vecinos que aún alberga. Tras equiparnos iniciamos un largo recorrido por la Devesa de la Escrita a la procura de la cueva, de la que sólo guardamos un vago recuerdo sobre su localización. Tras 40 minutos de continuo ascenso llegamos a la zona en la que se debería encontrar la entrada. Pero no nos damos ubicado. La vegetación ha variado considerablemente desde la última vez que estuvimos y las referencias que tenemos se hallan ahora ocultas entre la maleza. Nos preparamos para lo peor: una larga y tediosa búsqueda con el aliciente de los petates en nuestras sufridas espaldas y lidiando con espinos , silvas, y todo tipo de vegetales de la más variada calaña . Más hoy debe de ser nuestro día de suerte y en un tiempo record de apenas 10 minutos ya nos encontramos en la entrada .

Sala Val da Néboa

La cueva fue descubierta en el año 1989 por el grupo de espeleología Val da Néboa y apenas nos podemos imaginar la satisfacción que les debio producir el descubrimiento y su posterior exploración.


Tras una galeria inicial, llegamos a una sala en donde se encuentra el Pozo de Su Santidad, nombre del que desconocemos su críptico significado. Equipamos y descendemos este pequeño pozo de 16 metros para acceder a la sala principal de la cavidad, la gran sala Val da Néboa. Conforme descendemos vamos apreciando una hermosa y extensa colada a nuestra derecha y una vez abajo la podemos contemplar en toda su amplitud y extensión.


Estalagmita en formación


Gran Gour en el medio de la Sala

La gran sala tiene una pendiente pronunciada por lo que hay que moverse con precaución, como siempre, aunque la adherencia de las botas al suelo es excelente, nada que ver con los suelos escurridizos y traicioneros que hemos tenido la oportunidad de padecer en otras cavidades. A medio camino encontramos un gran gour, una especie de pila bautismal originada por el continuo goteo que a modo de lluvia cae desde el techo , que además produce un notable sonido que inunda todos los rincones de la sala.

Seguimos descendiendo y rápidamente llegamos a la parte final donde la profusión de formaciones geológicas proporciona una extraordinaria belleza. No nos resistimos a sacar la cámara de fotos, y como poseidos por un agente extraño empezamos a disparar de una forma casi compulsiva: ésta es chulísima, y esa otra, y aquella bandera, y estas estalactitas, y aquella columna, y las estalagmitas de aquí. No dejamos un centímetro cuadrado sin que reciba el fogonazo de nuestros flashes. Únicamente un pequeño murciélago que se encontraba plácidamente a unos 5 metros de altura se ha librado de nuestra incómoda presencia. También tuvimos tiempo para sentarnos y simplemente disfrutar del paisaje, observando las numerosas y bien conservadas formaciones, a diferencia de otras muchas cuevas gallegas que por su fácil acceso han sido completamente expoliadas.

Formaciones en bandera

Después de hora y media en el interior de la cavidad damos por teminada la visita y salimos al exterior para iniciar el regreso al coche,acompañados por un tiempo excelente. No desaprovechamos el descenso para proceder a la búsqueda de orquídeas silvestres, aunque no encontramos ni la primera, por lo que parece habrá que dejar algo más de tiempo para que se dejen ver.

Bonita colada en la pared del pozo

Por Javier Santiago y Emilio del Rio, 3 de Abril de 2011




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